Factores de riesgo de la diabetes tipo 2: ¿Cuáles son y cómo prevenirlos?

Jesús Spinola
CEO

Cuando se trata de los factores que propician el desarrollo de la diabetes, uno de los más discutidos es la genética. Pero, hablando específicamente sobre diabetes tipo 2, ¿qué tanto tiene que ver?

Ciertamente influye, pero no es un factor determinante; importan más los hábitos de salud y estilo de vida de cada persona. Esto quiere decir que, si alguien nace con cierta predisposición genética, la posibilidad de desarrollar diabetes tipo 2 siempre estará ahí, pero una mala alimentación, un estilo de vida sedentario, entre otros factores de riesgo, serán el gatillo que lo detone.

En este artículo, hablaremos sobre los principales factores de riesgo y cómo prevenirlos. Pero antes, revisemos algunos conceptos básicos que nos ayudarán a entender todo mejor. 

Glucosa e insulina

La glucosa y la insulina están estrechamente ligadas dentro del funcionamiento biológico de nuestro cuerpo: la insulina la produce el cuerpo para regular la glucosa que se crea. Por un lado, la glucosa es la fuente de energía principal de las células que forman los músculos; proviene principalmente de nuestro hígado y de los alimentos que consumimos. 

Al entrar a nuestro cuerpo, la glucosa se absorbe en el torrente sanguíneo, y de ahí pasa a las células con ayuda de la insulina. 

En la diabetes tipo 2, este ciclo no funciona adecuadamente, ya que nuestro páncreas no es capaz de producir la suficiente cantidad de insulina para regular la glucosa que no entra en las células. 

Esto provoca que las células beta (encargadas de producir insulina en el páncreas) empiecen a producir más, hasta perder su capacidad de fabricación. Por eso, al vivir con diabetes, tu mayor responsabilidad para contigo mismo, es tener un absoluto control de los niveles de glucosa que administras a tu cuerpo todos los días. 

Factores de riesgo

Existen varios factores que pueden aumentar el riesgo de padecer diabetes tipo 2. La mayoría están relacionados con el estilo de vida que llevamos, y que tanto estamos conscientes de nuestra salud. Veamos algunos de los más relevantes así como algunas maneras de prevenirlos. 

Obesidad 

El aumento desmesurado del peso corporal es uno de los principales riesgos cuando hablamos de diabetes. En muchos de los casos de diabetes tipo 2, el paciente sufre de un sobrepeso considerable. Se considera que un adulto con sobrepeso si tiene un índice de masa corporal entre los 25 y 29,9 kg/m2 y con obesidad, si es superior a 30kg/m2. 

Aunque todos los casos son particulares y pueden tener distintos diagnósticos, en su gran mayoría, la manera más fácil de contrarrestar la obesidad es simplemente siguiendo una alimentación saludable. Esto implica no consumir alimentos altos en grasas (chatarras) y con excesos de azúcar que solamente aportan calorías vacías. 

Sedentarismo

Ser una persona sedentaria y sin actividad física es uno de los grandes detonantes del padecimiento de la diabetes tipo 2. 

Una de las maneras más seguras de evitar, o al menos retrasar, un diagnóstico de diabetes es haciendo ejercicio. Sus beneficios han sido recalcados por todos los especialistas. 

La actividad física hace que el cuerpo aumente considerablemente su sensibilidad a la insulina y ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre, utilizando la glucosa como energía. También reduce las probabilidades de padecer enfermedades cardíacas y daños en los nervios, entre otras. Veamos esta lista de algunos de los beneficios de hacer ejercicio:

  • Bajar de peso, si lo necesitas. 
  • Dormir mejor.
  • Controlar la presión arterial. 
  • Reducir el colesterol LDL (“malo”) y aumentar el colesterol HDL (“bueno”)
  • Sentirse más feliz. 
  • Mejorar la memoria.
  • Mantener un peso saludable.

Evita la falta de actividad durante largos períodos. Por regla general deberías estar activo cada 30 minutos. Si estás en la oficina, intenta levantarte, ir al “garrafón” por agua u otra razón para que tu cuerpo se mueva. Si estás en casa, puedes salir a dar una pequeña caminata. 

Mala alimentación

Muchos tenemos la mala costumbre de descuidar lo que comemos.  A veces por cuestiones ajenas a nuestra voluntad, otras veces por desidia; no planificamos nuestros días de manera de garantizar una correcta alimentación. 

El consumir altos niveles de grasas y azúcares eleva nuestras posibilidades de padecer y ser diagnosticados con diabetes tipo 2, hipertensión y otros padecimientos cardiovasculares. 

En México somos propensos al alto consumo de comida chatarra, (refrescos, papitas, food courts, puestos ambulantes, etc.) siendo el primer lugar en América Latina, y el segundo en el mundo, con el mayor índice de sobrepeso en la población. Según la OCDE, 75% de la población mayor de 15 años sufren de sobrepeso u obesidad.

Alimentarse correctamente no es muy complejo. Si eres de esos que necesitas guías estrictas y muy metódicas para aplicarte, te aconsejamos que consultes a un nutriólogo para que te asista. De lo contrario, la clave está en incluir alimentos sanos de todos los grupos (vegetales, lácteos, pescados, semillas, frutas, etc.) dentro de tu dieta diaria, sin consumir ninguno en exceso. 

Otro tip es nunca comer más de lo necesario; come hasta experimentar una sensación de saciedad y no el llamado “mal del puerco”. Muchos nutriólogos recomiendan pequeñas porciones de comida varias veces al día, en vez de las tres comidas tradicionales que, en ocasiones, suelen venir en porciones grandes.

Antecedentes familiares y edad

Este es un factor de riesgo del que es importante tener conocimiento, ya que esto puede hacer que requieras otro tipo de cuidados para prevenir el desarrollo de la diabetes. Si en tu familia tienes a alguien cercano que ya la padece (madre, padre, hermano), tienes una mayor probabilidad de ser diagnosticado en caso de llevar un estilo de vida poco saludable. Hay que estar alerta y extremar cuidados si este es tu caso. 

El riesgo también aumenta a medida que se le van sumando años al almanaque. Aunque un diagnóstico puede llegar prácticamente a cualquier edad, las personas de 45 años y más son mucho más propensas a ser diagnosticadas y a presentar complicaciones derivadas de la diabetes. 

Existen otros factores de riesgo como la etnia, ovarios poliquísticos, la distribución de la grasa, la diabetes gestacional, zonas de piel oscurecida en las axilas y cuello, y la prediabetes. Esta última, de no ser tratada a tiempo, puede evolucionar hasta transformarse en diabetes tipo 2. 

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